Importancia de la alimentación hipercalórica en la ELA

Mag. en Nutrición Natalia La Rocca Licenciada en Nutrición en Centro de Esclerosis Lateral Amiotrófica del Uruguay (CELAU). Asistente Dpto. de Nutrición Clínica. Escuela de Nutrición, UDELAR.

La nutrición es uno de los pilares fundamentales en el tratamiento de la ELA. Debemos tener en cuenta que las personas afectadas con ELA suelen presentar trastornos deglutorios (disfagia) debido a las dificultades que presentan, tanto para la masticación, como para la formación y vehiculización del bolo alimenticio (causada por la debilidad muscular propia de la ELA), disminuyendo de esta forma su aporte calórico y de nutrientes.

La presencia de disfagia, sumada a otras dificultades físicas para alimentarse (cocinar, tomar los cubiertos con las manos, etc.) y a frecuentes alteraciones del estado de ánimo, dificultan el alcance de los requerimientos mínimos diarios de calorías y nutrientes. Al no cubrirse dichos requerimientos, los pacientes pierden peso, llegando incluso a estados de desnutrición. De esta forma, aumenta la pérdida de masa magra y grasa, acelerando la atrofia muscular (afectando especialmente la musculatura respiratoria), y, por otro lado, el sistema inmune se deteriora, por lo que los pacientes son más propensos a las infecciones. Se genera así lo que se conoce como un “círculo vicioso”, en el cual, si no se corrige el estado nutricional, la musculatura seguirá debilitándose, dificultando cada vez más la alimentación, por lo que el paciente seguirá perdiendo peso, y más masa magra, “realimentando” el cuadro.

Si no se actúa precozmente, la enfermedad progresará de forma más rápida, por lo que la intervención nutricional es de suma importancia. Es por estos motivos, que resulta primordial cubrir los requerimientos mínimos de calorías y nutrientes y al mismo tiempo, contemplar las pérdidas que pueden ocurrir, objetivo que logramos con una alimentación hipercalórica (aporte calórico por encima de los requerimientos mínimos).

Una alimentación hipercalórica se logra mediante diversas estrategias, una de ellas es el aumento de la densidad calórica en cada tiempo de comida, de esta manera, se procura concentrar la mayor cantidad posible de calorías en volúmenes reducidos. Esto se consigue mediante el uso y agregado de determinados alimentos que logran proporcionar más calorías y/o aumentar el aporte de otras preparaciones. Entre los alimentos que logran este propósito se encuentran: azúcar, leche (fluída y en polvo), aceite, manteca, crema de leche, quesos, huevos, entre otros. Siempre se debe tener en cuenta la presencia de disfagia o trastornos deglutorios, modificando la consistencia de los alimentos y utilizando cada uno según la tolerancia de cada persona, y la presencia de otras patologías asociadas.

Otra estrategia posible para aumentar el aporte calórico y de nutrientes diario, consiste en el uso de complementos nutricionales, pudiendo ser normocalóricos o hipercalóricos, que se indicarán dependiendo del estado nutricional del individuo y de los objetivos que sean planteados en cada caso. Existen diversos tipos de complementos nutricionales, algunos son nutricionalmente completos, aportando todos los macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas), mientras que otros son llamados “módulos” de nutrientes específicos, aportando exclusivamente carbohidratos (por ejemplo maltodextrina), o proteínas (por ejemplo caseinato de calcio).

No debemos olvidar, además, que cuando el grado de disfagia que presenta la persona afectada con ELA es tan complejo que ya no permite prácticamente la deglución, sin lograr cubrir los requerimientos diarios de calorías y nutrientes, se debe recurrir a la realización de una gastrostomía (colocación de una sonda de alimentación a través de la piel y pared estomacal) para la alimentación evitando las vías superiores afectadas por la evolución de la enfermedad. De todas formas, se procura realizar este procedimiento de forma precoz, evitando o frenando el deterioro nutricional, siendo otra vía de alimentación que permite aumentar el aporte calórico diario.

La intervención nutricional debe ser temprana y oportuna, implementando las diversas estrategias para alcanzar una alimentación hipercalórica, previniendo o frenando la pérdida de peso, aspecto que repercute de forma positiva en la calidad de vida y pronóstico del paciente.